Camino por la ciudad y de repente una explosión de frescura y color me atrapa. Flores de muchos tipos, formas y olores, me atraen desde el exterior, despiertan mis sentidos.

Al entrar descubro que la naturaleza me envuelve allá donde mire como en un denso bosque. Un sendero errático me lleva por islas de bonitos ramilletes en cestos de mimbre, el olor de las hojas y de las flores me acompañan. Descubro un lugar donde parar, observar, unas gradas. Me siento mientras decido que trocito de ese lugar me voy a llevar a casa. A lo lejos algo me sorprende, un rincón de lectura con un cómodo sofá. La luz cálida me reconforta. Finalmente me acerco a una bonita mesa donde una florista me aconseja.

Vuelvo a la ciudad tranquila y feliz con mi precioso ramo de Synesthesie.